
Decálogo del conductor cívico
Tener pericia al volante puede ser sinónimo de buen piloto en el circuito, pero no en la carretera. Para optar a ese ‘título’ hace falta manejar el respeto, subir un par de marchas la empatía y acelerar el autocontrol.
La palabra civismo procede del latín civis (ciudadano) y se asocia en nuestros días al conjunto de valores que permiten a las personas compartir un espacio común respetando las normas de convivencia. En el tráfico, las reglas están escritas, pero la actitud es, muchas veces, tan importante como las leyes. Una cosa está clara, si cumples este decálogo, estarás apostando por tu seguridad y la del resto de usuarios.

“SI TE CEDEN EL PASO , CEDE LA SONRISA”
Santi Silvero